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La Señorita Gladys

Y tuve muchos maestros de qué aprender,
Sólo conocían su ciencia y el deber.
Nadie se animó a decir una verdad,
Siempre el miedo fue tonto.
(Aprendizaje – Sui Géneris)

La Señorita Teresita y la Señorita Gladys, guardianas del saber.

Cuando uno dice maestro imagina un docente con guardapolvo blanco enseñando en una escuela del Estado. Al menos los de mi generación para atrás.

Y los de mi generación para atrás concurrimos a la escuela en época de dictadura (Sepa, caro lector, que terminé la primaria en el 82) y ese régimen se vivía no sólo en la sociedad sino también en las aulas.

Quisiera recordar en este día especial a cierta maestra que tuve y que medio barrio de Quilmes donde viví debe conocerla.

Tuve maestras locas, buenas, trabajadoras, autoritarias, batalladoras, sádicas, graciosas, finas y mitómanas. Alguna que otra con más de estas “cualidades”.

Pero si tuviera que describir una típica maestra del Estado en la época de la dictadura, es ella: La Señorita Gladys.

O “La Gladys” como la llamaba mi hermana que la odiaba con toda la furia.

La Señorita Gladys (como la llamaba yo) tenía fama, en la escuela 28 Hilario Ascasubi, de ser la mala. Todos le temíamos, nos paralizaban sus gritos y su mirada fija de ojos saltones delineados. Tenía el pelo negro corto y cuando era invierno y hacía mucho frío aparecía con un poncho salteño, igual al de Los Chalchaleros.

Sexto y séptimo grado turno mañana la tenían como maestra enseñando Matemática y Estudios Sociales.

El primer día que apareció en el aula nos dijo “No soy un monstruo”. E inmediatamente nos enseñó sus reglas de cómo escribir en una hoja cuadriculada. (“No escribir cuadradito seguido.”)

Desde el segundo día, ya empezó a comportarse como era sabido y temido: si veía que habías escrito cuadradito seguido, te arrancaba la hoja y te hacía volver a escribir. Si por algún motivo algún día se había levantado cruzada, te gritaba “NOOOOOOOO!!!!!!!!!!” y te arrancaba la hoja como si le quemara y, si su histrionismo lo permitía, te la hacía un bollito y lo tiraba al suelo.

(Conmigo fue una dulce, una vez me arrancó una hoja pero fue con un movimiento muy suave. Me dijo en voz baja “Hacelo otra vez”. Y la humillación que yo sentí en ese momento no la olvidé jamás).

Era común terminar de resolver un problema y hacer cola para ir a corregir. La Señorita Gladys (Qué seño ni qué seño! No existía tanta confianza!) corregía con fibra negra trazo fino y te ponía “Rehacer” si estaba mal y si estaba muuuuuuuuuy mal gritaba que no habías entendido, te arrancaba la hoja otra vez y, como hizo con un chico que se ve que hizo todo horrible, le estampó su hoja contra la cara diciendo “Esta hoja es cualquier cosa!!! Tomá, cométela”.

Mientras estoy escribiendo ésto no paro de reírme y de horrorizarme a la vez: cómo puede ser que tan niños hayamos sido víctimas de semejantes modales! Y era en la época en que ningún padre salía a defenderte, la palabra de la señorita era ley! Hoy, por el sólo hecho de arrancarte una hoja, ya la hubiesen sumariado!

La Señorita Gladys era temible pero explicando era un as! Nos enseñó a razonar y lo que aprendí con ella en matemática me sirvió para todo el secundario. Claro que, como habrán apreciado, sus métodos eran un poco cuestionables.

Por ejemplo, si terminaba de explicar algo, empezaba a hacer preguntas o a hacernos pasar al pizarrón para practicar y si alguien se equivocaba vociferaba “Pero ésto es como tirarle margaritas a los chanchos!”. O estrellaba la tiza contra el piso y les juro que era muy difícil despegarla!

También era generosa: cuando tuvimos que prepararnos para el examen de ingreso al secundario, ella nos preparaba en su casa y no nos cobraba.

Y fue la encargada de averiguar todo para que nos fuéramos gratis a Córdoba, de viaje de egresados. Ella hizo todos los trámites y nos acompañó.

No sé si será masoquismo o qué, pero estoy segura de que otros que hayan sido sus alumnos jamás la olvidaron y te pueden hablar de lo mucho que aprendieron con ella.

Se ve que lo que acabo de contar es un ejemplo de que el fin justifica los medios.

O de que la letra, con sangre, entra.

Las Blancas Palomitas de la 28, 7mo. grado A turno mañana, año 1982.
(Todavía me acuerdo de los nombres y apellidos de todos!)

11 thoughts on “La Señorita Gladys

  1. Muy linda historia y la mayoria de las maestras eras así, aùn siendo yo bastante más grande que vos tengo las mismas vivencias, pero también eran abnegadas y comprometidas en su objetivo: que el alumno termine su años sabiendo, y como vos decis la letra con sangre entra. Hermoso post! Besitos tía Elsa.

  2. Siempre recordamos a algún maestro entre los muchos que tuvimos.
    También tuve una maestra parecida a la tuya, su apellido era Berra, y le decían: “la Berra es un perra” jajja pero aprendí muchísimo con ella y valoro el orden que lograba mantener.
    Las seños de antes, le prestaban menos atención que ahora a los chicos más “lentos” y eso hacía que se nivelara hacia “arriba” y no como ahora, que a veces los chicos se aburren por la lentitud del aprendizaje.
    muy lindo tu post!
    Besos

  3. 1- la mina era una capa al final
    2- si sos burro y no sabés hacer bien un ejercicio, comete la hoja, tenía razón la tipa
    3- yo no me acuerdo de mis compañeros de 7mo ni en pedo (o sea de los titulares sí, pero de los rotativos ni ahí!!)
    4- no podés haber hecho 7mo grado en 1982!!! Ah re maldito 😛

  4. Es increible pero pasa. Recuerdo mi profesor de mateamática del secundario se llamaba Ruben Williams.
    el nos dijo el primer día de clase, puede que yo me olvide de sus nombres pero les aseguro que ninguno de ustedes se va a olvidar de mí.
    El tipo era bravo pero aprendimos matemática como nunca.

  5. Mis maestras fueron la verdad un amor.. las dos, yo terminé la primaria en el mismo cole donde empezaba la secundaria. Todavia las recuerdo con cariño a Eda y Beatriz…
    Lo que si tuve una profe de Geografía en 1er año de la secundaria que era sorda y se llamaba Sordetti (increíble!)y en la primera prueba que nos tomó era marcar el Mar Argentino, yo tenia un mapamundi en vez del mapa de argentina y cuando lo corrigió grito: Quién fue la bestia que me llevó el Mar Argentino hasta Venezuela? Quién es Andrea S? obviamente me morí de la verguenza…
    Yo también terminé la primaria en el 82!!! alcoyana, alcoyana!
    Perdón por la respuesta tipo post!

  6. Mi equivalente fue la “Srta.” Amate de 6 grado. Temida por todos pero yo la termine amando y es la maestra que mas recuerdo, la que siempre recuerdo de mis anios escolares. Con ella aprendi cosas que me sirvieron para el resto de la escuela y aun de la vida. Y sea como sea, me parece que antes se aprendia mas y mejor. Es mas, no me caben dudas. Muy lindo post.

  7. Tía Elsa,

    gracias por tus palabras como siempre y es verdad, las maestras de antes se comprometían hasta la médula.

    Betty,

    Ay, qué apodo terrible! Y coincido, antes se nivelaba para arriba.

    Rod,

    touchée.

    Gera,

    tu profesor tenía nombre de sádico! Terrible!

    Andre,

    la verdad, yo no puedo decir de ninguna maestra que tuve que fuera “un amor”. Todas tenían algo para ser odiadas.

    Bea,

    yo coincido con vos.

    Kary,

    tal cual. Gracias por pasar.

  8. las maestras del colegio… que recuerdos que nos regalaste con tus comentarios de escuela. Yo te digo que recuerdo muy bien a mi escuela 53 “Cincuentenario de Olavarria” alli, en nuestros primeros 3 años tuvimos a la MAESTRA, la señora de Meliton (ese era el apellido y asi la mencionabamos) una señora bajita de estatura y precisamente una docente con bastantes años de carrera. Recuerdo que nos estaba enseñando a interpretar la hora del reloj, cuando en un momento me dijo Marcelito que hora es?… no supe que contestarle y por supuesto me gane una “parada” magistral al lado de la puerta de Direccion!

  9. Yo tengo una foto igual pero dice 1er grado turno mañana 1982, la tuve unos meses en 7 grado. Si la memoria no me engaña la recuerdo en un acto del colegio enfurecida porque los pibes haciendo el baile de la cinta, la enredaron en ese palo donde se cruzan las cintas, jajajajaja! Antológico.

    1. Me acuerdo del baile de las cintas!! 😀 Me muero de risa pensando en su bronca pero, claro, de chicos, eso no te daba risa, para nada!! 😀 Gracias por tu recuerdo!

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